Roberto Morales, siempre me carga porque dice que soy más
abuelo que crítico de Tangos. Se basa -dice él- en que le doy el mismo peso a D’Arienzo
que a Piazzolla; y en realidad no es así. Lo que sí reconozco, es que tanto uno
como otro, aportaron en gran parte a la grandeza de nuestra música popular. Y
en éste caso, se que Roberto me criticará. Pero, no tengo dudas que una de las
grandes voces femeninas de nuestro tango, es Blanca Mooney. Logró el
reconocimiento en uno de los momentos más difíciles del Tango, cuando el rock
nacional, lo beat y etc, hacían lo que se les antojaba, con una promoción casi
violentadora poniendo mucha plata. En
esos momentos de gran necesidad de estética y poética, aparece ésta mujer
haciéndose un lugar. Por esos méritos y por su calidad interpretativa está aquí
y se la recomiendo. Seguramente encontrará un sonido muy parecido a la orquesta
de Osvaldo Fresedo –una de las orquesta con la cual cantó- y es que, muy
inteligente, eligió para los arreglos y dirección de la orquesta aun pianista
maravilloso y muy poco conocido: José Marquéz, durante años el piano de la
orquesta del Pibe de La Paternal.
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