No voy agregar absolutamente nada, solo voy a reconstruir un
párrafo de Julio Nudler, que no puede ser superado en imágenes y ternura, sobre
el sonido De Caro: “De Caro conservó la esencia del tango arrabalero, bravío y
lúdico de los iniciadores, pero fundiéndolo con una expresividad sentimental y
melancólica desconocida hasta entonces, reconciliando así la raíz criollista
con la influencia europeizante. Su mayor formación académica le permitió
envolver su mensaje en un lenguaje musical depurado, de inefable seducción. Las
versiones de su sexteto, a veces remolonas, a veces vívidas, suenan como
acuarelas de un Buenos Aires de casas bajas, fachadas grises, calles arboladas,
jardines floridos, adoquines y antiguos tranvías. O, más aún, de un orden
político y social armonioso pese a los agudos contrastes, de libertad y de
pujanza económica, todo lo cual concluiría brutalmente en 1930, cuando, parida
por la crisis mundial, se inicia la era de los golpes de Estado en la
Argentina”.
0 comentarios:
Publicar un comentario