No recuerdo bien, pero creo que fue en 1982 o 83 que pude
charlar con él –tuve varios encuentros- con tiempo y café de por medio, junto
al querido Roberto Grela, quién admiraba a Rivero por su ductilidad como cantor
y músico. En aquella ocasión volví sobre éste disco, que creo uno de los
mejores; y él aseguraba que nunca había ideado éste disco, que fue la
discográfica que se le ocurrió cuando uno de los capos fue a su casa para
ponerse de acuerdo por un negocio. Justo Edmundo estaba cantando a modo de
ensayo junto a su familia; y de allí salió el disco. Más allá de la anécdota,
éste disco muestra por qué Grela lo admiraba tanto. Sobra calidad en las letras
y el acompañamiento con su guitarra les da un clima excpcional. Rivero era un
apasionado de la música criolla –“la que se toca y canta sin molestar al oído y
con la calma de la brisa del campo”- Y nunca dejó de poner en discos o hacer en
público, aunque más no sea un temita de estos.
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grs
grs
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