Poco y nada ya podrían decir los verdaderos estudiosos del Tango, imagine entonces que le queda por agregar a un simple y modesto encontrador de cosas e intermediador entre el artista y vosotros.
Solo puedo decir, con placer y agradecimiento, que esta orquesta fue, y es, una de las grandes formaciones que defendió su estilo y postura ante la entrega, con insistencia, pulcritud y muchas ganas.
Lo hizo a lo largo de su momento más festejado de éxito y cuando hizo su retorno, no tan feliz, en la década del 80.
Su característica de inminentemente bailable, no se perdió, aún cuando la fama de su dupla de canto casi superó la fama del director y la orquesta.
La puesta de la orquesta no difirió, no creo que por falta de originalidad, si no, creo, por un convencimiento del director y la mayoría de los integrantes. Pudo cambiar el sonido y adaptar esa masificación de sonido, a las nuevas modalidades del sonido, pero aún en la década del 80, se sostuvo la filosofía que había llevado a director y orquesta a un éxito rotundo por más de treinta años.
Un cantor sólido y sin tanta bambolla como Carlos Dante, aportó su toque de calidad y ángel a una orquesta que logró ubicarlo en el lugar y momento justo. Y él supo apoyarlo con prestancia, trabajo y contracción.
Por ellos y por los que no descartamos nada de lo que fue nuestra música, más allá de calidades, cualidades e instancias sociales y nos remitimos a proponer cosas para que a gusto y placer de cada uno, determine si lo baja o no para escucharlos, es que acercamos este segundo disco de los dos.
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Solo puedo decir, con placer y agradecimiento, que esta orquesta fue, y es, una de las grandes formaciones que defendió su estilo y postura ante la entrega, con insistencia, pulcritud y muchas ganas.
Lo hizo a lo largo de su momento más festejado de éxito y cuando hizo su retorno, no tan feliz, en la década del 80.
Su característica de inminentemente bailable, no se perdió, aún cuando la fama de su dupla de canto casi superó la fama del director y la orquesta.
La puesta de la orquesta no difirió, no creo que por falta de originalidad, si no, creo, por un convencimiento del director y la mayoría de los integrantes. Pudo cambiar el sonido y adaptar esa masificación de sonido, a las nuevas modalidades del sonido, pero aún en la década del 80, se sostuvo la filosofía que había llevado a director y orquesta a un éxito rotundo por más de treinta años.
Un cantor sólido y sin tanta bambolla como Carlos Dante, aportó su toque de calidad y ángel a una orquesta que logró ubicarlo en el lugar y momento justo. Y él supo apoyarlo con prestancia, trabajo y contracción.
Por ellos y por los que no descartamos nada de lo que fue nuestra música, más allá de calidades, cualidades e instancias sociales y nos remitimos a proponer cosas para que a gusto y placer de cada uno, determine si lo baja o no para escucharlos, es que acercamos este segundo disco de los dos.
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