“La dupla del Polaco con el Gordo Troilo, hoy es solo un hecho inminentemente artístico, y por lo cual, es un movimiento más de la vida artística de la cultura del espectáculo. Pero, la dignidad, calidad, sobriedad y creatividad de ambos, con el correr del tiempo los convertirá en material de culto”, me decía entusiasmado Boris Padovan – un querido amigo y fanático del tango- en una de las largas y regadas mesas de La Tanguería de Venado Tuerto.
Y no crea que supongo que Boris era un elegido para desgranar la frase, si no, porque para un tipo joven que hacía un programa de tango, todo cuanto le arrimaran le venía bien y ayudaba a encontrar la ruta justa del gusto y paladar del tanguero del interior.
Por qué?
Porque quién gusta del tango en las provincias alejadas de Buenos Aires, tiene otro concepto y disfruta el tango desde otro ángulo sentimental, que el porteño.
Lo hacemos desde la calidad y calidez del cantor, desde la simpleza o genialidad del músico, que con una formación tan complicada, puede lograr hacernos bailar y escuchar con la misma pasión.
Después, mucho después de cierta edad, empezamos a comprender cuales son las partes más sentimentales y como están atadas a nuestras vidas. Pero aquí y en principio, pasa más por la calidad, que por todo lo que luego ocurre cuando se adentra en el tango, salvo aquellos seres excepcionales que lo captan inmediatamente por su especialísima forma de sentir el arte.
Sin embargo, hoy por hoy, la gente dice, repite y asegura aquello que Boris me dijera siendo yo, un pichón con ganas de crecer y volar.
Vaya entonces éste aporte, como un recuerdo sensible y lleno de agradecimiento al Negro Varela, Jorge Luis, al Gordo Di Martino, Boris Padovan, El Gordo Vigeriego, Mito Ganim, Al cordobés Fernández, Jovell Quinteros y tantos y tantos, que me enseñaron la mayoría de lo poco que aprendí en la vida.
Aleman56
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Por qué?
Porque quién gusta del tango en las provincias alejadas de Buenos Aires, tiene otro concepto y disfruta el tango desde otro ángulo sentimental, que el porteño.
Lo hacemos desde la calidad y calidez del cantor, desde la simpleza o genialidad del músico, que con una formación tan complicada, puede lograr hacernos bailar y escuchar con la misma pasión.
Después, mucho después de cierta edad, empezamos a comprender cuales son las partes más sentimentales y como están atadas a nuestras vidas. Pero aquí y en principio, pasa más por la calidad, que por todo lo que luego ocurre cuando se adentra en el tango, salvo aquellos seres excepcionales que lo captan inmediatamente por su especialísima forma de sentir el arte.
Sin embargo, hoy por hoy, la gente dice, repite y asegura aquello que Boris me dijera siendo yo, un pichón con ganas de crecer y volar.
Vaya entonces éste aporte, como un recuerdo sensible y lleno de agradecimiento al Negro Varela, Jorge Luis, al Gordo Di Martino, Boris Padovan, El Gordo Vigeriego, Mito Ganim, Al cordobés Fernández, Jovell Quinteros y tantos y tantos, que me enseñaron la mayoría de lo poco que aprendí en la vida.
Aleman56
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