Imagine usted, viviendo en Casilda, Santa Fé, cuando se habla de Agustín Magaldi hay que hacerlo con criterio y mucho conocimiento sobre el personaje.
Sin embargo, voy a apuntar aquí a otra faceta de su historia. Y tiene que ver con la mirada de un tipo que nació dieciocho años después de su muerte, acaecida en septiembre del 38.
Contra la mayoría de los que siguen escuchando a Magaldi, quién suscribe, no es un fanático del cantor. Más bien, es un respetuoso escuchador de las grandes glorias del tango. Tal vez por ello, mis grandes ídolos dentro de ésta música, tienen que ver con voces como las de Francisco Fiorentino, Héctor de Rosas, Tito Quintana, Floreal Ruiz, Ángel Vargas, Héctor Pacheco, Jorge Vidal, Miguel Montero, Jorge Maciel, Alberto Gómez, Mario Pomar, Horacio Casares, etc. Seguro notó que no puse a Gardel, pero para él, dejo un lugar exclusivo que tiene que ver más con lo simbólico del personaje, más que con el cantor. Y en el caso de Magaldi, me pasa algo parecido.
Tengo en claro lo que significó el cantor casildense al abordar temas de corte sentimental y muy identificados con la época de muy poco respeto por los derechos –algunos ni existían- de los hombres, y por sobre todo, de las mujeres.
El dedico gran parte de su obra a la reivindicación de situaciones que para “la inteligenzia” criolla, eran casi un desafío.
Las clases altas de Buenos Aires, en más de una ocasión quisieron abortar los contratos de publicidad de los micros programas en que contrataban a Magaldi para cantar, justamente por la temática que abordaba en sus actuaciones.
El cine, a pesar de su peso como artista, lo relegó por cuestiones comerciales y la elite porteña, jamás lo contrató para las “Tertulias de beneficencia”.
Los directores de orquestas, debían desaparecer de las tapas de los discos, pues las represalias eran inmediatas.
Me contó alguna vez Héctor Ernie, que Magaldi lograba cerrar suculentos contratos con las emisoras, pero los montos recién se conocieron después de su muerte.
Por eso, porque ocupó un lugar de preponderancia en el alma del tipo de abajo, del criollito viviendo en la ciudad, del tipo de barrio, del seco, del pato, del linye… es que quiero, admiro y respeto a nuestro convecino.
Por eso, sumo aquí, un nuevo trabajo discográfico que espero disfruten y redescubran.
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Sin embargo, voy a apuntar aquí a otra faceta de su historia. Y tiene que ver con la mirada de un tipo que nació dieciocho años después de su muerte, acaecida en septiembre del 38.
Contra la mayoría de los que siguen escuchando a Magaldi, quién suscribe, no es un fanático del cantor. Más bien, es un respetuoso escuchador de las grandes glorias del tango. Tal vez por ello, mis grandes ídolos dentro de ésta música, tienen que ver con voces como las de Francisco Fiorentino, Héctor de Rosas, Tito Quintana, Floreal Ruiz, Ángel Vargas, Héctor Pacheco, Jorge Vidal, Miguel Montero, Jorge Maciel, Alberto Gómez, Mario Pomar, Horacio Casares, etc. Seguro notó que no puse a Gardel, pero para él, dejo un lugar exclusivo que tiene que ver más con lo simbólico del personaje, más que con el cantor. Y en el caso de Magaldi, me pasa algo parecido.
Tengo en claro lo que significó el cantor casildense al abordar temas de corte sentimental y muy identificados con la época de muy poco respeto por los derechos –algunos ni existían- de los hombres, y por sobre todo, de las mujeres.
El dedico gran parte de su obra a la reivindicación de situaciones que para “la inteligenzia” criolla, eran casi un desafío.
Las clases altas de Buenos Aires, en más de una ocasión quisieron abortar los contratos de publicidad de los micros programas en que contrataban a Magaldi para cantar, justamente por la temática que abordaba en sus actuaciones.
El cine, a pesar de su peso como artista, lo relegó por cuestiones comerciales y la elite porteña, jamás lo contrató para las “Tertulias de beneficencia”.
Los directores de orquestas, debían desaparecer de las tapas de los discos, pues las represalias eran inmediatas.
Me contó alguna vez Héctor Ernie, que Magaldi lograba cerrar suculentos contratos con las emisoras, pero los montos recién se conocieron después de su muerte.
Por eso, porque ocupó un lugar de preponderancia en el alma del tipo de abajo, del criollito viviendo en la ciudad, del tipo de barrio, del seco, del pato, del linye… es que quiero, admiro y respeto a nuestro convecino.
Por eso, sumo aquí, un nuevo trabajo discográfico que espero disfruten y redescubran.
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1 comentarios:
muy buen material de Agustin Magaldi, seria posible conseguir temas como:arreando, ya canta el gallo,yo tuve una chiruza,lagrimas de sangre, mis harapos, cancionero, triste destino, cruz mandinga, rinconcito, paso la mina, la espera, rosita, petrusca, y temas poco difundidos de este gran cantante ?¡¡¡ atte. Jorge Donato
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