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¿Qué Tal si deja un comentario?

Estimados lectores...


Debido la pandemia que nos está acorralando en nuestros hogares, para diesmar su efecto, hemos decidido poner uno o dos posteos diarios, aunque más no sea, para tratar de hacer pasar un buen rato, en medio del factible aburrimiento de estar en casa las 24 horas.
La idea es que el hecho de bajar y ponerse a escuchar el disco, nos de la posibilidad de pasarla lo mejor posible.
Solo pido un favor, sea del país que sea el lector que llegue: "No salga, cumpla con el pedido de cada gobierno y respete las reglas para salir de ésta pandemia"
Gracias y disfruten de nuestro Tango.
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Tango - Malerba - Medina - Remembranzas

19 de julio de 2010


No tuve la suerte de conocer al gran pianista, pero si al gran cantor que admiraba mi viejo, por haberlo conocido en un boliche de Buenos Aires.
Según mi padre, lo conquistó su don de gente, su simplicidad y amistosa cordialidad.
Mucho más tarde de aquel encuentro de mi padre, tuve la suerte de la mano de un amigo personal, de hacerle una nota, después de haberlo pasado muchas veces en un programa de tango que hube de hacer en LT 29 Radio Venado Tuerto, durante varios años.
Recuerdo su predisposición a contar cosas y reír incansablemente como si fuera un pibe que recordaba una travesura de hacía unos momentos.
Gran memoria. Tengo presente su calidad de contador de cosas, con fechas y horarios, como si todos los días ensayara para contar aquellas anécdotas.
Tal la puedo rescatar, cuento una de ellas.
“Cantar en una orquesta, no era sencillo y más, en la de Malerba. Una tarde el maestro me llama a mi casa para que fuera a conocer una letra que Sánchez Gorio le había pasado.
En esos momentos, Gorio no tenía armada la orquesta y andaba con problemas con una casa en San Nicolás, así que ni estuvo para el ensayo y debut de la misma.
Llego, leo la letra y enseguida le dije al maestro que se sentara en el piano. La ensayé tres veces con parates para corregir y en la cuarta la cante de un solo tirón. A decir verdad, no nos convencía la métrica y el formato, pero era un tango nuevo y muy sentimental, cosa que antes atraía mucho a la gente.
La estrenamos el sábado mismo de esa semana, fue un golazo. Me pasaba lo mismo con remembranzas, debía cantarla tres o cuatro veces en cada escenario”.
Un cantor con sueños de barrilete y de una gran simpatía.
Orlando Medina, Orlando Luis Giustino, nació el 30 de marzo de 1918 y falleció el 11 de agosto de 2004.
A parte de su carrera al cantor se lo recuerda mucho por un espacio comercial que hizo las delicias de muchos que lo conocimos: Su estudio de guitarra y canto, lugar adonde hicimos la nota que les contaba. Allí había cuadros, fotos, premios, reconocimientos y un perfume a felicidad modesta y honrada que lo enaltecía mucho más.



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Tango - Francini - Pontier - Canaro en Paris


Estimados lectores, aquí presentamos un trabajo de la Orquesta Francini – Pontier que fuera editado en Japón y contiene material grabado –en parte- en Argentina y algo de las grabadoras japonesas.
Nos pareció un buen material –que a parte de la yunta- existe un muy buen sonido y puede apreciarse la calidad de ambos, al frente de una de las mejores orquestas que diera la década del 40.
Las grabaciones, son del último viaje de ambos a la patria del sol naciente, que luego de llegar al país se disuelve, hasta que en organizaciones de homenajes o para sala de grabación, volvieron a juntarse.
No hay una fecha exacta de las grabaciones, pero se supone que el viaje de 1973, alentó a los japoneses a dar a conocer este LP, que luego con la suma de algunos temas más, se reeditara en los comienzos del año 2000.
Espero les guste y lo disfruten como lo hago yo mientras escribo esta simple presentación.
El material histórico que le sigue, lo extractamos de:
http://www.elportaldeltango.com/especial/FranPontier.htm



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ENRIQUE FRANCINI

Violinista, director y compositor
Nombre completo: Enrique Mario Francini

Nació en San Fernando, provincia de Buenos Aires, el 14 de enero de 1916.
De adolescente decidió radicarse en Campana, donde con Héctor Stamponi realizó sus primeras ejecuciones.
En 1935, al igual que Pontier y Stamponi, integró la orquesta de Juan Elhert con la que llegó a Buenos Aires en 1937.
Al año siguiente fue requerido por Miguel Caló para compartir escenario en su orquesta hasta 1945.
En aquella época encabezó con Armando Pontier su propia orquesta, debutando en el Tango Bar de la calle Corrientes y participando del rodaje de la película Cuidado con las Imitaciones.
En 1955 continuó su labor por cuenta propia con Juan José Paz en piano, Julio Ahumada, en bandoneón, y Alberto Podestá, Roberto Rufino, Julia Vidal y otros vocalistas.
Luego formó parte de distintos conjuntos: Dúo Stamponi-Francini (1952), quinteto con Aníbal Troilo, Roberto Grela, Kicho Díaz y Horacio Salgán (1954), Octeto Buenos Aires (hasta 1958), Los Astros del Tango y la orquesta de cuerdas Los Violines de Oro del Tango (1959), Quinteto Real (1960), con el que realizó giras a Japón en 1964, 66 y 69.
En 1973 se reconstituyó la orquesta Francini-Pontier para su gira en Japón.
En 1977 realizó su última gira por Japón, montando una gran orquesta en importantes escenarios.

Su estilo
A Enrique Francini se lo puede asociar a Galván, Piazzolla, Troilo y Salgán, por ser uno de los personajes que encabezó el movimiento renovador del tango y el violinista que compartido el podio al ejecutante con Simón Bajour.
Surgió al plano profesional entre los valores más auténticos de la generación del Cuarenta.
En un principio siguió la modalidad marcada por Galván y Raúl Kaplún y luego fue encontrando su definición y estilo.
Dirigió por diez años junto al bandoneonista Armando Pontier una orquesta de gran significación para el tango. Sus realizaciones - Arrabal, A los amigos, La beba, Lo que vendrá, Pa´ que se acuerden de mí, Para lucirse, Pichuco, tigre viejo- fueron verdaderas muestras del tango evolucionado.
Condujo y dirigió, también, un conjunto que dio como resultado obras de gran importancia: El resero, la trilla, Petit salón, Elegante papirusa y Barranca abajo, fueron algunas de ellas.
Inconfundible fue su sonido que se caracterizó por una manera muy personal de dividir la frase musical.
Muere en su ley el 27 de agosto de 1978, en el escenario de Caño 14, mientras ejecutaba "Nostalgias" en su querido violín.




Armando Pontier

Bandoneonísta, compositor y director.
Nombre real: Armando Francisco Punturero

Nació en Zárate, provincia de Buenos Aires el 29 de agosto de 1917; su verdadero nombre era Armando Punturero
Estudió en su adolescencia solfeo, armonía y composición con Juan Elhert, con quien da sus primeros pasos en Buenos Aires y como músico.
Debutó en 1937 en la orquesta de su maestro junto a otros futuros grandes del tango: Enrique Francini Oscar Maderna y Domingo Federico.
La popularidad comenzó a vislumbrarse cuando integró la orquesta de Miguel Caló y desde ese entonces su fama no dejó de crecer.
Fusionado a otras grandes personalidades como Enrique Francini, Raúl berón, Osmar Maderna, Domingo Federico, actuó en la orquesta de Miguel Caló.
El primer violinista Francini y el bandoneonista Pontier se separaron de la orquesta de Caló en 1945, formando el binomio que duró diez años.

Francini-Pontier

Esta agrupación es una de las formaciones de vanguardia de la década. Sus características fueron esencialmente el ritmo amilongado, sumado el estilo canyengue de Pontier y la capacidad técnica de Francini.
Su excelente repertorio se integraba con obras de la época primitiva (Derecho viejo, El apache argentino), con grandes temas de períodos siguientes (Boedo, Arrabal y La beba).
El 1 de setiembre de 1945 debutó en el "Tango Bar", la afamada orquesta del dúo Francini-Pontier.
La agrupación estaba compuesta por: Juan José Paz (piano), Ángel Domínguez, Nicolás Paracino, Pontier y Juan Salomone (bandoneones), Francini, Pedro Sarmiento, Aquiles Aguilar y Mario Lalli (violines), Rafael del Bagno (contrabajo) y Raúl Berón y Alberto Podestá (voces).
Los solistas que pasaron por la orquesta y los arreglos de primer nivel confirieron jerarquía a las bellas versiones que grabó para el sello Víctor.
Algunos de los temas mas recordados: Arrabal, Como tú, Pichuco, A los amigos, Lo que vendrá, La beba, Dicen que dicen, La culpa es mía, Delirio, Tigre viejo, Tan solo por verte, Pa´que se acuerden de mí.
El dúo le realizó un tributo a Aníbal Troilo, compuesto con la estructura antigua (dos partes y trío), lo editó Korn en 1946.
A fines de los años 50, con Julio Sosa y Oscar Ferrari hizo presentaciones en los bailes de carnaval del Centro Asturiano.
La orquesta Armando Pontier estaba integrada por los bandoneones de Pontier, Nicolás Paracino, Antonio Roscini y Ángel Digiovanni; los violines de Alberto del Bagno, José Sarmiento, Ernesto Gianni y Pedro Desret; el piano de Ángel Cichetti y el contrabajo de Fernando Cabarcos. En voces estaban Julio Sosa y Roberto Florio, Oscar Ferrari y luego Roberto Rufino.
En 1955, se disolvió el binomio y Pontier continuó como director independiente de su propia orquesta con la que viajó a Japón en 1967.
Luego formó un sexteto con los vocalistas Oscar Ferrán y Carlos Casado, presentándose en Radio Municipal y en el cabaret Marabú.
En 1963, junto a Francini, Domingo Federico, Alberto Podestá y Raúl Berón integró "La Orquesta de las Estrellas", bajo la dirección de Miguel Caló.

En 1973 se reunió nuevamente con Francini para hacer una gira por Japón, se le suman Omar Murtagh, Néstor Marconi y Omar Valente, entre otros.
A la antigua producción se le añadieron los tangos: Claveles blancos, Cada día te extraño más, Qué falta que me hacés, Canción para un breve final, Cuando talla un bandoneón, Corazón no le hagas caso, El milagro, Poemas de arrabal, El embajador, A mis amores, A la guardia vieja, A tus pies bailarín, Milongueando en el 40.
Se lo reconoce como uno de los valores mas sobresaliente de la Generación del Cuarenta.
Dotado de gran talento, supo abarcar diversas variedades del género, pero la mayoría de sus obras, son clásicos indiscutidos.
Su obra como compositor: "Tabaco", "Trenzas", "Corazón no le hagas caso", "Cada día te extraño más", "Anoche", "El milagro", "Claveles blancos", "El vals soñador", "Milongueando en el 40", "Bien criolla y bien porteña" y temas instrumentales de gran factura como "A los amigos", "A José Manuel Moreno", "A Zárate" y "A tus pies bailarín" y "Pichuco" entre otros
Armando Punturero el compositor, el músico, el bandoneonista, el director y arreglador, falleció a causa de una profunda depresión el 25 de diciembre de 1983.





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Tango - Trío Argentino – En Cuba

8 de julio de 2010


Este material de los Divos del Tango Argentino, como alguna vez los bautizaron en España, forma parte de la segunda incursión de ellos en tierras de Cuba.
Aunque me quedan dudas de las grabaciones y de las fechas, prefiero decirles e invitarles a que se sumen para atesorar estas joyas musicales de tres grandes de nuestra música popular.
Nunca pude hacerme de las 46 grabaciones que lograron hacer en el país de Fidel. Sin embargo, este ramillete de algunas de temas con un buen sonido alcanzará para dimensionar la audacia y calidad del Trío para abordar todo tipo de género popular.
Cuentan que el éxito fue tan grande, que aun hoy, existen fotos y cuadros en lugares tradicionales de Cuba, y el recuerdo por los tres, permanece en cada corazón de los cubanos que los disfrutaron en vivo, mientras que las nuevas generaciones pueden darse el lujo, hoy por hoy, de escucharlos en radio como en aquel 1946 cuando llegaron.


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Paraguay - S. Aguayo – Paisaje Musical de Paraguay


Nació en Villeta del Guarnipitán, puerto sobre el Río Paraguay, en el país del mismo nombre, el 26 de octubre de 1909, hijo de Samuel Aguayo y Justina Alonso.
Fue tataranieto del Brigadier General Don Fulgencio Yegros.
Desde joven integró numerosos conjuntos de música popular, radicándose en Buenos Aires con solo dieciocho años. Desde allí se convirtió en uno de los principales difusores de la música paraguaya en el Río de la Plata.
Fue artista de la RCA Víctor, empresa con y para la cual realizó sus primeras grabaciones como cantante solista, registrando, en 1927, dos obras que luego devendrían en verdaderos clásicos en el gusto popular: “Floripami” y “Caminante triste”.
Grabó más de mil doscientos discos y fue premiado en once oportunidades con discos de oro, por la difusión y el éxito de aquellos.
En 1928 formó su primera orquesta, integrada por verdaderos maestros de la música paraguaya: Juan Escobar en el bandoneón, Valentín Escobar en el clarinete, Gumersindo Ayala Aquino en la guitarra, Francisco Alvarenga, Julio Escobeiro, Lay Rojas y Domingo López en los violines, y Américo Cabrera en el piano. Esta agrupación se mantuvo por diez años y actuó en las principales radioemisoras de Buenos Aires, tales como “El Mundo”, “Splendid” y “Belgrano”. Debido a su popularidad, a su arrastre y a sus innegables dotes de gran cantor, se lo presentaba como “el Gardel del Paraguay”.
Fue Agregado Cultural de la Embajada del Paraguay en la Argentina por veinticinco años.
Recibió condecoraciones del Ministerio de Defensa Nacional, del Ministerio de Educación y Culto (ambas instituciones de su país) y de la Federación Internacional de Ciencias, Artes y Letras, de Francia, junto a Maurice Chevalier y Orson Welles. Fue galardonado con la Medalla de Reconocimiento de las Naciones Unidas, la Medalla de Reconocimiento del Instituto de Cultura Hispánica, la Medalla de Oro de la Sociedad de Autores y Compositores de la Argentina (SADAIC) y recibió el Diploma de Miembro Protector de la Cruz Roja Paraguaya.
En 1980 regresó al Paraguay, retirándose de la vida artística.
Falleció en Asunción el 18 de marzo de 1993.

Su Obra
De innegables condiciones artísticas y musicales que lo llevaron en un medio tan difícil como el porteño a ser considerado “Folklorista de América”, su inequívoca actuación -mezcla de prebendarismo y adulonería- vinculada a la figura y al entorno del General Alfredo Stroessner, militar de escasa o ninguna cultura que gobernó el país bajo una férrea tiranía desde 1954 y hasta 1989, lo han desacreditado en el plano estrictamente humano y personal.
Entre sus creaciones principales figuran “Noches del Paraguay”, “Che jazmín poty”, “General Stroessner” (una bella polca, musicalmente hablando, considerada una de las muestras más acabadas de cierto cancionero adulón y de dudosa consistencia ética bautizado por el músico Alberto Candia como “Puarahei kele’e”), “Tupasy memby”, “Oroité”, “China querida” y “Caminante triste”.


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Tango - Sosa / Pontier - Grandes para Siempre

6 de julio de 2010


Intentar ser original hablando de Julio Sosa y Armando Pontier, es casi una locura. Sin embargo, a riesgo de quedar como un tonto, doblo la apuesta intentando dejar constancia del placer que hube de experimentar, cuando los escuché y pude identificarlos por primera vez.
Fue en una de las tantas disqueadas que mis tíos y sus amigos hacían en la casa de mi abuela.
En el grupo estaba Pano Cruz, un admirador ferviente de Julio Sosa. Ese sábado por la mañana, había comprado un LP de los intérpretes y quería escucharlo. Aclaro aquí, que el combinado de la casa, era uno de los pocos del barrio, por cuanto, los muchachos se juntaban y cada cual aportaba algo para escuchar.
El primer tango que escuché de la dupla fue Al mundo le falta un tornillo. No creo se encuentre una amalgama mejor entre ese arreglo de Pontier, para el vozarrón de Sosa.
Despues vinieron más y más y no se cansaban de escucharlo. El LP, cuando se fueron, Pano lo dejó y pudimos seguir dándole con todo.
Mis tíos cantaban, lo cual hacía más locuaz y placentero escuchar voces desde todos los lugares de la casa, acompañando a Sosa.
Luego, la vida, los caminos, mi trabajo…
Pero Sosa-Pontier, siempre fueron conmigo. Los tenía siempre a mano para acompañar soledades o compartirlo mientras quemaba un pedazo de carne en el fuego con algún amigo.
Las noches de oscuridad en mi pieza con esa orquesta, la voz de Sosa y mi cigarro jugando a ser luciérnaga, es una costumbre que suelo frecuentar, cada vez que puedo y estoy solo en la casa.
Allí vuelvo a la casa de mis abuelos, a mi niñez maravillosamente cuajada de libros, discos y guitarreadas, para consolar mi presente mucho menos fresco y limpio que en aquel entonces.


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Tango - Orq. Catulo Castillo - Invocación al Tango

1 de julio de 2010


Que personaje, mi viejo!!!!
Notable en cada cosa que hizo. Como poeta, músico, organizador de espectáculos y defensor de los derechos de autor.
Según dicen, genial conversador y muy amigo de sus amigos.
Creador y recreador notable del tango, cuando los incipientes renovadores se toparon con el desdén de los tradicionalistas.
Catulo Castillo, en esos momentos, impuso un tipo de poesía bien popular, llena de matices ciudadanos, mezclados con asuntos de la criollada que se aquerenciaba en la ciudad.
Fue codiciado por los músicos que hacían cola para ponerle música a sus poesías y adhirió con esfuerzo y ganas a la sensacional creatividad y lucha de Enrique Santos Discepolo. Y aunque hubo alguna que otra tirantes ideológica, el respeto y la admiración mutua fue el centro de aquella relación. Amistad que los llevó a crear, por ejemplo: Mensaje.
Catulo se la pasó provocando con su poesía, con su militancia, con sus ideas…
Un ejemplo, es lo que escribiera e investigara Juan Carlos Jara en su libro El Forjista, párrafo que pinta al hombre y nos permite completar más interesantemente este comentario sobre el genial artista:
Durante los gobiernos de Perón ocupó la presidencia de la Comisión Nacional de Cultura, desde la cual tuvo la osadía de llevar el tango con la orquesta de Anibal Troilo y el sainete “El conventillo de la Paloma”, nada menos que al Teatro Colón. Valiéndole la crítica de quienes consideraban que ese ámbito estaba vedado para lo que consideraban “expresiones menores” de la música.



Orquesta Catulo Castillo

Bandoneones:
Miguel Calo – Pablo E. Flores y Ricardo Malerba.

Violines:
Carlos Malerba – Estanislao Lavarese.

Pianistas:
Alfredo Malerba – Catulo Castillo

Canta:
Roberto Maida

Invitados:

Antonio Maida (Tema 10) y Emilia García (Tema 9)



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